Tuve que morderme la lengua. Tuve que pedirte a gritos que me taparas la boca para no contarte, para no decirte.
Disimulé mordiendo tu cuello, cerrando los ojos, silenciando el acento de tus palabras en mi cabeza...
Y entre la maraña que eran tus sábanas y mi euforia alcancé a susurrarte un te echaré de menos para no contarte, para no decirte te quiero.
martes, 23 de diciembre de 2008
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